Autor: Raúl Montalvo Martínez
LA IMPORTANCIA DE LOS HEMARTROS
No cabe duda de que las hemorragias más importantes y que más preocupan en un paciente hemofílico, son las que ponen en peligro su vida (las que afectan al Sistema Nervioso Central, las hemorragias gastrointestinales, las hemorragias que afectan al cuello o garganta y las producidas por un traumatismo grave), pero no debemos olvidarnos de otro tipo de hemorragias como son los hemartros (las que afectan a las articulaciones), ya que constituyen un 70-80% de todas las hemorragias y pueden provocar serias complicaciones en cuanto a dolor y movilidad, limitando así la posibilidad de realizar actividades de la vida diaria.
En cuanto a la incidencia de los hemartros, las rodillas constituyen un 45%, los codos un 30%, los tobillos un 15%, los hombros un 3%, las muñecas un 3%, las caderas un 2% y otras localizaciones un 2%.
HEMARTROS, SINOVITIS Y ARTROPATÍA HEMOFÍLICA ¿QUÉ SON CADA UNO DE ELLOS?
Un hemartros provoca una serie de modificaciones físicas y químicas dentro de la articulación, las cuales hacen que la membrana sinovial se engrose (sinovitis aguda) y sea más propensa a sufrir más hemorragias, por lo que si no se trata, se instaura un circulo vicioso “hemorragia-hipertrofia sinovialnueva hemorragia”.
Pocas hemorragias repetidas en la misma articulación establecen una artropatía subaguda con engrosamiento sinovial. Sin un tratamiento hematológico y rehabilitador adecuado y tras muchas hemorragias repetidas en una misma articulación, la membrana sinovial sangrará más fácilmente cada vez, ocasionando el deterioro de la articulación, al que se denomina artropatía hemofílica.
¿COMO PUEDO DIFERENCIAR CADA UNO DE ESTOS PROBLEMAS?
La hemorragia articular se manifiesta con inflamación en la zona de la articulación, aumento del calor local y dolor agudo. El dolor producido por una hemorragia articular aumenta con la actividad física y mejora con el reposo y la administración de factor.
En la artropatía subaguda aparece un discreto edema (inflamación de consistencia blanda) alrededor de la articulación y el dolor cede menos ante el reposo y es menos intenso que en la hemorragia aguda.
Uno de los primeros datos indicativos de cronicidad de la artropatía es la disminución de la masa muscular y la pérdida de movilidad que no se resuelva en pocos días. A medida que se instaura la artropatía van apareciendo deformidades (las cuales pueden corregirse o no dependiendo del tiempo que lleven instauradas y de la gravedad de la propia artropatía) y la articulación se torna rígida, dolorosa e inestable, cuanto más se debiliten los músculos y más masa muscular se pierda, más inestable será la articulación.
La sinovitis aguda se evidencia por inflamación, aumento del calor local, consistencia blanda o semiblanda a la palpación, coloración rojiza de la piel y discreto dolor. En líneas generales, la sinovitis se considera aguda si los síntomas ceden antes de 2 semanas; subaguda si se mantienen entre 2 y 6 semanas y crónica si persisten más de 6 – 8 semanas. A medida que la sinovitis se cronifica aparece debilidad muscular y disminución de la masa muscular.
HEMORRAGIAS MUSCULARES
En una hemorragia muscular el músculo se torna rígido y dolorido, se produce inflamación, calor y dolor al tacto. Si el hematoma es muy superficial, éste aparece en la piel; si por el contrario es muy profundo, podría producirse presión sobre nervios o arterias, incluso pudiendo ocasionar daños permanentes e irreversibles, sobre todo si la hemorragia ocurriese en el psoas o en los músculos del antebrazo.
El resultado final suele ser un espasmo muscular que consiste en que el músculo, para protegerse a sí mismo, se contrae y provoca rigidez en las articulaciones que se mueven gracias a ese músculo.
Las hemorragias musculares constituyen entre un 10% y un 20% de todas las hemorragias de una persona con hemofilia. Las hemorragias musculares suelen ocurrir en gemelos, cuádriceps, psoas iliaco y bíceps braquial.
TRATAMIENTO
El tratamiento hematológico (administración de factor) es una de las piezas clave en el tratamiento de los problemas articulares y musculares en hemofilia. Un hemartros reciente re quiere inmediatamente de la administración de factor para detener la hemorragia.
El tratamiento más efectivo para prevenir una artropatía hemofílica es la profilaxis a través de factor. A parte de este tratamiento hematológico, la fisioterapia juega un papel muy importante en la prevención y el tratamiento de la artropatía hemofílica y es parte integral del cuidado multidisciplinar de pacientes con hemofilia grave. En fisioterapia se utilizan técnicas diseñadas para recuperar la amplitud de movimiento de la articulación, se realizan ejercicios que ayudan a recuperar la fuerza muscular y mejorar la propiocepción y se ejercita la marcha.
En casos en los que el tratamiento conservador no es efectivo, se recurre a técnicas quirúrgicas como la colocación de una prótesis (artroplastia), la fijación definitiva de la articulación (artrodesis), o algún tipo de actuación sobre la membrana sinovial como por ejemplo la sinoviortesis o la sinovectomía.
¿QUÉ PUEDO HACER YO EN MI CASA?
En el momento en el que se sufre algún episodio hemorrágico o una reagudización de una artropatía, se debe guardar al menos un reposo relativo (procurar el mínimo esfuerzo posible de la zona afectada) e inyectarse factor según recomendación del hematólogo.
Si es necesario, en caso de que el hemartros o la artropatía sean graves, deben usarse ayudas técnicas como los bastones o incluso la silla de ruedas, pero únicamente si es necesario y durante el tiempo indispensable, ya que un uso prolongado de este tipo de dispositivos puede acarrear complicaciones como la pérdida de movilidad, tono y fuerza muscular.
Para aliviar el dolor, síntoma prácticamente constante en la fase avanzada de una artropatía hemofílica, se recomienda aplicar frío en la articulación afectada a través de bolsas de gel frío o similar. Además, siempre que se haga bajo supervisión de un médico, se pueden utilizar analgésicos y/o AINES (antiinflamatorios no esteroideos).
Para mejorar la movilidad y recuperar tono muscular y fuerza, es importante realizar tandas de ejercicios y/o alguna actividad deportiva. Este aspecto es muy importante para que las articulaciones sean menos dolorosas, más estables y tengan menos riesgo de hemorragia.
Para saber que tipo de ejercicio o actividad deportiva es mejor en cada persona y en cada momento (dependiendo de el estado actual del paciente), se debe pedir consejo a un fisioterapeuta o a un médico. En general, es recomendable cualquier actividad realizada en el agua, ya sean ejercicios o natación, ya que cualquier actividad de este tipo se realiza en condiciones de ingravidez y además tiene un efecto relajante.
No se aconseja la práctica de deportes que impliquen impacto sobre las articulaciones, como por ejemplo el baloncesto, las artes marciales o el rugby, ya que son deportes muy agresivos que pueden instaurar o incrementar el proceso degenerativo de la articulación.
2 Comments
Miguel Angel Ocares Celis
Que buen artículo.
Rubén Alonso Márquez cervantes
Tengo 42 años hemofilia b grave artritis reumatoide secuelas de poliomielitis úlcera en pie derecho 5 cm de diametro